LA VEGETARIANA
Gracias a un buen amigo, llegó a mis manos un ejemplar de la novela La vegetariana, escrita por Han Kang, quien fue recientemente distinguida con el Premio Nobel de Literatura. Como era de esperarse, esta obra marca un punto importante de la expresión literaria del siglo 21. Lo que ocurre es que, cuando provenimos de una realidad monumental como lo es la literatura española e hispanoamericana, tendemos quizás a olvidar que el mundo sigue latiendo en un montón de insospechadas maneras en medio de las cuales el ser humano ejecuta y relata su paso sobre la tierra. Es el caso de La vegetariana, una novela en la que la autora, nos muestra un universo que persiste, feroz y punzocortante, tras la seguridad aparente con que transcurre la vida en un país altamente desarrollado como Corea del Sur. Han Kang nos señala, en los términos de una refinada metáfora, a esa, su sociedad, que desdibuja en lentas transiciones los conceptos de la locura y la sensatez, hasta abrir el desolado yermo de unos seres que marchan hacia el amor, sin que les importe verdaderamente si se aman o no, y con la contundencia de un realismo intimista según el cual los vemos acorralados en el castigo de sus propias costumbres. Es, al fin y al cabo, el grito silencioso de una mujer a la que, a estas alturas de la historia, aún le mantienen las alas amarradas al botalón de una cultura que la constituye y con la que, al mismo tiempo, jamás será feliz. Su lectura nos anima a escrutar el presente de una humanidad que se agiganta en las zancadas increíbles de una “grandeza” que todavía no alcanza a iluminar la humildísima demanda de una mujer que sólo quiere ser ella, mientras el mundo le pretende cercenar la más elemental (y finalmente también la más difícil) de todas las ilusiones: la libertad. Hay que agradecerle este excelente relato a Han Kang. Yo, por mi parte, lo hago, y agradezco, además, cálidamente, el obsequio de mi amigo.
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