LA LINGÜÍSTICA EN LA MATA

    La Zona Rural de El Hatillo, en Caracas, representa una identidad cultural encantadora, aunque contradictoria. Yo, que tengo grandes afectos entre los naturales de La Mata, Gavilán, Turgua y Sabaneta, puedo dar fe de un gentilicio que se toma muy en serio el deseo de verse y sentirse cada vez más ilustrado. Sólo que estos enclaves humanos se han visto, por una razón difícil de entender, históricamente agobiados de lejanía y quizá es por eso por lo que resuelven en caliente los problemas del lenguaje sin la intervención de la cátedra ni de los paradigmas gramaticales. Es lo que ocurre con algunos buenos amigos que moran en La Mata, quienes tratan de resolver a su manera lo que ellos consideran una incongruencia de la declinación verbal del idioma español. Hablamos de los verbos de la primera conjugación (los que terminan en "ar"), que hacen idénticamente la primera persona del plural así en el presente como en el pretérito de indicativo. Por ejemplo: "ayer nosotros llegamos", y "ahora mismo, nosotros llegamos". Pues, Saúl, uno de esos amigos míos, procurando hacer la distinción entre pretérito y presente, "corrige" el entuerto introduciendo el modo subjuntivo, para decir: "ayer nos acostemos tarde porque tomemos demasiado". Y peor aún es el caso de sus hermanas, Clara y Lisette, porque ellas han estudiado y recientemente incluso se recibieron de abogadas, razón por la cual hace poco, que me las conseguí en la calle, me llamaron para informarme, jubilosas: "Carlos, conseguimos lo que queríamos: ¡nos graduemosi". 

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